EL objetivo de la cartografia ha sido siempre la representación del mundo conocido e imaginado. Desde que la razón humana creó el tiempo y tuvo conciencia del entorno en que habitaba, se afanó en representarlo, medirlo, entenderlo y dominarlo.

Podríamos establecer como punto de partida de la cartografia científica moderna la obra de dos autores flamencos; Abraham Ortelius y Gerard Kremer, más conocido por su nombre latinizado Gerardus Mercator que, junto al desarrollo de la imprenta, juega un papel determinante en la historia de la ingenieria cartográfica, posibilitando su difusión a más segmentos de la población hasta dejar de ser un lujo solo al alcance de monarcas y nobles.