De todas las empresas acometidas por la Calcografía la más importante fue la publicación de la serie de Retratos de los Españoles Ilustres, proyectada por la secretaría de estado en 1788, bajo los auspicios de Floridablanca, y continuado por Aranda y Godoy. A manuel Salvador Carmona, director de grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se le pidió un informe en el que constaran los grabadores que podrían hacerse cargo de tan magna obra.
Se grabaron hasta el año 1814 un total de 114 retratos, a los que hay que añadir cinco más que se hicieron en un intento de continuar la colección que tuvo lugar entre 1882 y 1889. La serie fue publicada periódicamente formando cuadernos. El objetivo de la misma, en la que se puso gran entusiasmo, era dar a conocer, fundamentalmente, en el extranjero, “los grandes hombres que en todo tiempo han precedido, y contribuye también a dar fomento a los grabadores por los retratos que se les encargan, perfeccionándose cada día más esta noble Arte”.
Autores de las pinturas fueron los dibujantes Asensio Juliá, Antonio Guerrero, J. Maea y los grabadores Rafael Esteve, Tomás López Enguídanos, Luís Fernández Noseret y José Vázquez.