Aparece la figura del naturalista Antonio José Cavanilles, ejemplo de científico de la Ilustración en el siglo XVIII, aportándole un mapa del Reyno de Valencia que se ha proclamado como el más minucioso, preciso y de mayor rigor científico de los mapas valencianos pretécnicos. Grabado en cobre por Tomás López Enguídanos y con rotulación de José Asensio, a una escala aproximada 1:524.000, fue incorporado al primer tomo de sus famosas observaciones, la magistral obra geográfica que publicara en 1795-1797 después de explorar el territorio valenciano. Cavanilles plasmó en el mapa la información recabada en sus recorridos durante los años 1791 y 1793, en los que efectuó operaciones de triangulación con teodolito y determinó posiciones y distancias mediante cálculos astronómicos. Reconoce la influencia de la Carta Esférica de 1787, de Tofiño, explicación de la corrección con que traza la costa. Cabe mencionar la calidad del enclave del Rincón de Ademuz que hasta entonces figuraba adosado al antiguo Reino. Empleaba la técnica del sombreado que utilizara Orase B. de Saussure lo que le permite alcanzar buenos resultados estéticos, así por primera vez el relieve valenciano se ajusta a la realidad, con sus sierras alineadas y agrupadas correctamente entre valles bien diferenciados. Hay un particular respeto por la toponimia que casi siempre transcribe en sus genuinas formas valencianas.